Me acuerdo que cuando era chica la Susana tenía una pecera con unos pescaditos todos gorditos con caras de malos. Un día los quise tocar y justo apareció mi otro hermano y me gritó "No Lorna! Dejá esos pescados que son pirañas!" Y me salvó de que me comieran la mano.
Pero otro día yo estaba sola y seguía con ganas de tocar los pescaditos. Y los toqué. Y el más grande me alcanzó a arrancar el dedo. Y como estaba sola me la tuve que aguantar. Y ahí quedó el dedo, flotando quedó, mi dedo. Y veía cómo los otros pescaditos iban y lo mordían. Y aunque ya no lo tenía pegado me dolía igual el dedo. Y encima al rato llegó la Susana y me retó por darles de comer fuera de hora. No le importaba que era mi dedo ahí.
Una insensible la Susana la verdad, no como mi hermano.
miércoles, 5 de marzo de 2008
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