lunes, 4 de mayo de 2009

Utilísimo

Ya lo dice una de las verdades irrefutables gastronómicas: nunca se tienen suficientes utensilios de cocina.
Algún que otro poco avezado en el fascinante arte culinario podría inferir que unos cuántos cubiertos, platos y vasos y una olla mediana son suficientes para resolver cualquier cuestión. Sin embargo, para cualquiera que tenga un mínimo gusto por la actividad se dará cuenta de que dicho planteo es falso y hasta irrisorio.
La tranquilidad de saber que si, una vez al año, tengo ganas de preparar papitas noisette o un aspic de melón y cuento con el adminículo necesario para cortar las bolitas... ahhh... no tiene precio. ¿Y cómo comparar la facilidad de cortar una pizza con el instrumento indicado para tal fin en lugar de renegar con un vil Tramontina? Y casi nada se compara al glamour de un mini flan de brócoli o de zanahoria, pudiendo aprovechar el centro para decorar con salsa, crema o queso fundido. Una belleza!
Así y todo entiendo que la presencia de un minibatidor de café en uno de los cajones es, al menos, un tanto extravagante. Me libera la conciencia el hecho de que fue un regalo, y lo hace tanto más disfrutable el hecho de haberle encontrado una segunda función. Además de preparar espumantísimos cafés, este "chiche" gourmet es la panacea a la hora de evitar los grumos en las sopas instantáneas de espárragos y vegetales (porque, en honor a la verdad, no todos los sabores permiten la formación de grumos).
Entonces, queridas amigas, las invito a liberar su espíritu consumista en el bazar más cercano aprovechando las delicias que la tecnología pone al servicio de la buena mesa.(*)
Bon appetit!


(*) Léase con voz nasal de señora adinerada a la que adinerado marido paga programa de cable en canal dirigido al público femenino de adinerada condición.

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