lunes, 18 de enero de 2010

De carne somos

"Si no tiene carne no es comida" solía repetir. El arroz, los tallarines o las verduras asadas eran para él simples acompañamientos de lo que era comida realmente. No tenía preferencia por alguna forma de cocción en particular. Asado, albóndigas, bifes, todo era degustado con igual nivel de disfrute. Hasta había llegado a reemplazar el pan por charqui y el postre por morcilla fría o mollejitas, según hubiera sido el plato principal.
Con el tiempo esta conducta fue repercutiendo en su cuerpo. La piel se le fue poniendo más gruesa y se le empezó a poblar de pelos blancos y duros con algunas manchas negras en la espalda y las piernas. La lengua había tomado una dimensión descomunal. La punta de la nariz se le había vuelto negra y los dedos habían ido mutando a horribles pezuñas.
Su esposa decidió mandarlo al campo el día que en lugar de "Buen día Marta" sólo emitió un grave "Mmmmmmm".

[Gula]

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