Ya ni esperan a que empiece abril. Últimos días de marzo, aún con temperaturas de verano, y ya están todas las góndolas abarrotadas de huevos de pascua.
No entiendo la estafa sistemática de cobrarte una fortuna por una mínima lámina de chocolate de forma ovalada con dos confititos adentro que, pasada la fecha alegórica, convierten en un bon-o-bon de $2.
Y la gente estúpida va y lo paga, chocha encima.
lunes, 4 de abril de 2011
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