miércoles, 1 de junio de 2011

La cuestión del foco, el foco de la cuestión?

Estoy de acuerdo en que hay que frenar el calentamiento global porque este es el único planeta que tenemos y, al paso que vamos, es altamente probable que terminemos literalmente fritos. El tema es que hay modos y modos.
Mientras el flamante gobernador reelecto de La Rioja dijo que va a continuar fomentando la actividad minera en su provincia, por ejemplo, con todos los problemas que más o menos sabemos que eso implica, a los argentinitos de a pie, a partir de hoy, nos prohíben adquirir lámparas incandescentes, o sea, los foquitos comunes. Ahora, sí o sí, sin derecho al pataleo, cuando tengamos que reemplazar una luz en el hogar deberemos, indefectiblemente, comprar una lámpara de bajo consumo, más cara, con una luz mucho más fría (aunque parece que hay unos modelos de luz cálida que, al menos en el Carrefour, nunca vi) y cuya efectividad no está garantizada. (Confío más en el INTI que en Greenpeace, por cuestiones de marketing puramente, que el primero no necesita y el segundo sí).
Y entonces me surgen varias preguntas. ¿Es tan significativo el ahorro de energía en el uso doméstico como para llegar a prohibir, con ley y todo, los focos comunes? ¿En la industria, donde el consumo es muchísimo mayor, se tomó alguna medida de este tipo? ¿No es mejor educar que prohibir?
Les dejo la inquietud.

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