viernes, 7 de septiembre de 2012

¡Mentira!

No me gusta mentir. En nada. Aún cuando la verdad me perjudique, la elijo. Probablemente sea porque detesto que me mientan. Creo que es lo peor que alguien puede hacerme.
Paradójicamente, amo actuar, que es, básicamente, mentir. Actuar es buscar conmover a otros haciéndoles creer que sentís algo que alguien escribió que un ser imaginario sentía. Y, paradójicamente, amo hacer fotos, que también es mentir. Hacer fotos es poner en imágenes tu subjetivísima visión del mundo, y eso no puede ser otra cosa que mentira, porque no se puede llamar verdad a ninguna cosa plagada de subjetividad.
¿Entonces? ¿Será que la necesidad de mentir es inherente al ser humano? ¿Será que los que no elegimos la mentira estamos igualmente condenados a alguna de sus formas? ¿Y ustedes? ¿Mienten? No vale mentir ;)

2 comentarios:

SantitAh dijo...

Obvio que mentimos.
Pero solía mentir más cuando era más chica. A medida que crecí fui optando por decir la verdad, me parecía cualquiera mentir, deje de temerle a lo que podía pasar si decía la verdad, me daba igual. Pero, aún así por ahí sigo diciendo mentiras porque suelen ser menos dolorosas que la verdad.

Un Poco Rara dijo...

No no no. A mí dejame con verdades dolorosas.