viernes, 19 de abril de 2013

Ni Meryl

Uno podría suponer que dos tremendos actores como son Roth y Grandinetti pueden salvar cualquier cosa, pueden convertir una mala historia en el premio del público en Cannes, pueden servirse de cualquier material para hacerte reír, llorar, conmoverte, conmocionarte. Pero no. Porque son actores, no magos.
En este caso me refiero a Matrominio, película estrenada recientemente. Ellos llevan 23 años juntos, ella está deprimida, él no sabe qué hacer. Suena prometedor. Pero resulta que no se entiende si lo de ella es depresión o que no lo quiere más. Y lleva mucho tiempo sin salir de la casa pero tiene un chongo que la llama por teléfono y la cita en un bar. Y él depende en todo de ella, al punto que no logra encontrar inspiración para la campaña de un perfume porque ella no lo quiso probar. Y el tema de la hija lejos podría ser más explotado. Igual que el violinista. Y está la cuarentona embarazada, hermana de él, cuya existencia sólo se justifica para dar comienzo a lo que será el final de una tibia, muy tibia historia.
Semejantes huecos en el libro no te los rellena ni Meryl Streep.

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