viernes, 2 de febrero de 2007

Por suerte existe Cabo Vírgenes

Cansados de comerse los mocos ya desde antes de que yo llegara, 4 santafesinos que paraban en el hostel decidieron alquilar un auto para ir hasta Cabo Vírgenes. Me sumé y partimos hacia la segunda pingüinera más grande (creo que del mundo) después de Punta Tombo, cerca de Madryn. Si quieren ubicarse vayan al mapa y miren justo la esquinita arriba de Tierra del Fuego, pero apurensé porque se está cayendo.
Después de unas horas de ripio interminable, he aquí parte del registro fotográfico.

Ahí llegan a tener sus crías los pingüinos magallánicos, y se van cuando los pichones cambian las plumas, porque con las que nacen no pueden nadar. Ahí cada uno agarra su lugarcito y los que todavía no pagaron el derecho de piso llegan a caminar más de 1km desde la playa para anidar, con 1kg de pescado en la panza. Por eso y por la falta de costumbre es que caminan tan gracioso.

Un miliquito nos dejó subir al faro. Increíble la vista desde ahí.

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