sábado, 10 de marzo de 2007

Fin del mundo del fin

Y llegamos al final, del mundo y de las vacaciones.
Linda ciudad Ushuaia, encerrada entre las montañas y el Beagle. Y más linda si te tocan días de 20º, sabiendo que la semana anterior habían hecho 3º y con lluvia.
También todo caro y yo ya casi sin plata. Igual no había tanto para hacer, pero pude aprovechar muy bien cada día.
A bordo del "Barracuda", un barquito con muuuucha onda, anduve por la (mini) Isla de los Lobos, la (mini) Isla de los Pájaros (cómo saben cuál es cuál? Los bichos tampoco lo tienen claro porque se pasan de una a otra como si nada) y... el famoso faro!!!! La muy cordial y honesta guía nos decía que no nos dejáramos engañar porque ese es el símbolo de Ushuaia, pero no es el faro del fin del mundo. El verdadero está en la Isla de los Estados, donde no se hace turismo sino investigación. Pero es famoso ese faro? NO. Alguien tiene foto? NO. Entonces yo estuve en el faro del fin del mundo señores!


También fui un par de veces al Parque Nacional Tierra del Fuego. No es que la primera vez no lo entendí, no, sino que era muy grande para recorrerlo en un solo día. Espectacular el sanguchito en la Laguna Negra, con patos que cruzaban la montaña volando y la laguna sólo para mí, aunque en un momento me vi invadida por una señora que recorría la pasarela gritandole al marido "Pero mirá la paz que hay acá!!!" Señora, dese cuenta de que la está interrumpiendo con sus gritos. En fin...
Y la segunda vez fui con una suiza que paraba en el hostel. Ella no conocía así que aproveché para ir al lago Roca, que no había alcanzado a conocer el día anterior. Quería ir especialmente porque en un punto hay un hito limítrofe y no me quería perder el intento de moverselos al menos 1mm a estos chilenos
usurpadores hijos de puta. Pero no me salió.

También estuve en el Museo del Fin del Mundo (todo se llama así allá), pero no se los recomiendo. Pagué 10 mangos para ver unos pocos bichos disecados, fotos de barcos y casas viejos, piedritas talladas que los indios usaban como herramientas y un par de uniformes y fotos de la época en que el Presidio funcionaba como tal (ahora es museo). O sea, un robo.
Y me debo la centolla para otro viaje. En los restaurantes salía como mínimo 60 mangos un plato, y cuando fui a la pescadería a ver si tenían así cocinaba algo en el hostel me encontré con que se acababa de levantar la veda de pesca así que había que esperar un par de días, y ya me tuve que volver. Pero teme centolla, porque volveré por ti!!!

No hay comentarios: