miércoles, 27 de junio de 2007

Triste historia triste

La otra noche enganché por casualidad en el cable una entrevista vieja a Julio Cortázar. Obvio que moderna no podría ser a menos que hubiera un medium como interlocutor, pero esta era vieja en serio, en blanco y negro, calculo que por los 60's, en Madrid.
Y no es que me haga la literata, justamente yo, pero Cortázar fue el autor de la mayoría de los muy pocos libros que leí en la vida y me parece un genio absoluto. Lean "Historias de cronopios y de famas" y después me cuentan. (Por cierto, es mi libro preferido así que devolvemelo, pelotuda!)
Muy interesante todo lo que decía, pero me llamó la atención particularmente una de las tantas anécdotas que contó. Decía que entre los 8 y los 9 años se empachó de novelas y cuentos de Edgar Alan Poe. Le fascinaba. Y cuando empezó a escribir sus primeros cuentos, también como a esa edad, la influencia era notable.
Un día esos cuentos cayeron en manos de un tío, quien los leyó y comentó a la madre que no podían ser suyos, que seguramente los habría copiado. La madre, entre triste y avergonzada, fue a preguntarle a Julio. O sea, la persona en la que él más confiaba en el mundo entero (su papá los había abandonado) le estaba preguntando de dónde había copiado esos cuentos. Se imaginan la decepción?
Triste historia.

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