jueves, 23 de agosto de 2007

Lo bueno de la globalización, lo malo de nuestra puta idiosincracia

Hace algunos años a muy poca gente se le hubiera ocurrido que alguna vez podría ver en vivo un show de Maddona, Rolling Stones o Duran Duran sin salir de Argentina. Muchos despotrican contra la globalización, pero hay que reconocer que, aunque medio relegaditos, ahora somos una parte del mundo. El culo digamos, pero por lo menos cada tanto se acuerdan de rascarlo.
Gracias entonces a este fenómeno es que el próximo noviembre muchos afortunados podrán disfrutar de un show de esta personita talentosa y genial que es Björk.



Muchos afortunados que se bancaron largas horas de cola...
muchos afortunados que entraron de casualidad a la web a ver qué había para hacer y se encontraron con la grata noticia...
muchos afortunados que tuvieron un amigo con tarjeta de crédito que les compró la entrada por teléfono...
y muchos pelotudos que disponen de los por lo menos 800 mangos que sale la reventa de la primera fila y se prestan al circo.
Las entradas están carísimas, entonces no entiendo de dónde salen tantos avivados que se comen una noche entera de cola para comprar 10. Un par de horas y está todo agotado, y mercado libre arde.
Ojalá todos esos hijos de puta se tengan que perder por el centro del culo su entrada de remate. Ojalá no tengan para comer una semana entera porque buscaron hasta en los bolsillos de los bolsos la última monedita para hacer su negocio.
Nadie sabe esto? A nadie le importa? Tiene que haber 200 foragidos rompiendo una boletería para que alguien tome la sana decisión de poner un límite razonable de entradas por persona?
Vemos que los políticos son garcas,
que los sindicalistas son garcas, que los curas son garcas. De qué nos quejamos? No será de no poder estar ocupando sus lugares?

No hay comentarios: