martes, 14 de agosto de 2007

Complejo de Mafalda, pero sin inteligencia

Tengo la suerte de no cruzarme muy seguido con mis vecinas, dos hermanas más grandes que yo, simpaticonas a simple vista. Pero cuando esas buenas rachas se ven interrumpidas, seguro viene adosada alguna pregunta. Es así. No lo pueden evitar. En realidad es una de ellas la que no puede con su genio, la que necesita resolver alguna duda que la tiene inquieta hace un par de días cada maldita vez que me ve.

Vos tenés teléfono?
Sí. Por?
Ah, por si necesitabas el nuestro, como no lo escuchamos nunca...
Te pasás el día pegada del otro lado
de la pared o qué? Probaste comprandote una vida?

(las dos en el balcón)
Estás encerando?
Sintió el olor del líquido para lampazos y tuvo que venir a ver.

Tu amigo se llama Gustavo?
No. Por?
Porque me dejaron una boleta y pensé que era para él.
Te la dejé yo a la boleta, estúpida, porque era para el "C", donde vivís vos, pero igual necesitabas saber cómo se llama mi amigo.

Estabas de fiesta esta mañana?
De fiesta? No...
Otra vez estúpida. Qué fiesta querés que haga un lunes a la mañana? En serio.

Entonces te pregunto yo:
Por qué tenés que ser tan chusma? Por qué querés saber todo? Por qué no contás hasta 100 millones antes de preguntar así tengo tiempo de huir raudamente?
Date cuenta que me ponés de mal humor!

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