jueves, 27 de marzo de 2008

Este blog no sabe si apoyar al campo

No soy pro Cristina, al punto de que le cortaría la mano a cada uno de los pelotudos cortados verdes que la votaron, al punto de que me hierve la sangre cada vez que la veo dando alguno de sus discursos con su soberbio tonito y su pose de mujer poderosa cuando no es más que una cabeza de ratón, al punto de que aprendería a rezar para pedirle a quien corresponda que se le caiga el avión en alguna de sus escapadas a Europa para comprar zapatos que disfraza de viajes diplomáticos.
No, no soy pro Cristina. Pero resulta que al campo le venimos subsidiando el gasoil desde hace varios años, y que del quilombo del 2001 safaron con plata que era de todos.
Por la otra parte están los productores que, más allá de que la estén levantando con pala, están hinchados de las pelotas, como cualquiera de los pocos argentinos honestos que hay, de que el gobierno se les quede con la mitad del fruto de su trabajo por hacer prácticamente nada, al margen de que no se puede medir a todos con la misma vara.
Aunque si uno escucha con atención los argumentos, algunos resultan convincentes. ¡No se puede sembrar soja por todas partes muchachos! Se hace pelota la tierra y dentro de unos años ni porotos vamos a poder plantar. Y la utopía de que, para evitar pagar las altas retenciones, los productores van a dejar de exportar y así va a aumentar la oferta y por lo tanto van a disminuir los precios de los alimentos suena reeee linda.
Pero ¿a quién le quieren hacer creer que la camionada de plata extra que va a entrar a las arcas del gobierno va a terminar beneficiando al pueblo? ¿Alguien escuchó algún plan para hacer rutas, hospitales o escuelas nuevas? ¿O va a terminar convirtiendose en rimmel, botox y tintura roja?
Al mismo tiempo está la forma de protesta, que jode a todos menos a los que debería joder. No hay un mínimo respeto al derecho del otro. Gente con problemas de salud, gente tratando de laburar, gente que quiso aprovechar el finde largo para pasear, todos varados masticando la misma bronca, todos igual de víctimas. Pobres contra pobres a las piñas.
Y, para completarla, el desabastecimiento y los precios por las nubes gracias a los vivos de siempre. Comé lo que hay al precio que yo decida.
¿Y entonces, en qué quedamos? ¿Cristina o el campo? ¿El gobierno o el cacerolazo? Tirensé todos a un pozo.

No hay comentarios: