martes, 28 de abril de 2009

Hoy odio un poco menos a la ciencia médica, a los santos con nombre marketinero y a las gotitas mágicas de alta gama. Hoy supimos que, sin ser la panacea, hay una solución posible.
No puedo evitar albergar cierta esperanza de que todo va a estar bien, pero no pienso agradecer a ningún santo por eso. ¿O cuántos rezos hacen falta para salir bien de esto? Tampoco a los especialistas, que se venían conformando con un "es todo consecuencia de lo mismo" hasta que el problema les explotó en la cara. Y a las gotitas máginas bueno, que a quien las puede pagar le sigan ayudando.

Hoy mi ánimo es otro y ahí estuviste, leyendo a la distancia mis ganas de verte. Gracias por tu (exagerada) preocupación, por tu incondicionalidad, por hacerme reir. Hoy me hiciste bien.

No hay comentarios: