Cruzó la plaza hacia la avenida y tomó el tranvía. Al llegar vio que la cola era interminable. Resignada, se formó y esperó, intentando disimular su ansiedad

Minutos antes del comienzo de la transmisión el auditorio estaba colmado. Ella, sin haberse percatado, había quedado parada al lado de una pequeña puerta cercana al escenario que, inesperadamente, se abrió dando paso al dueño de sus tardes, tan galante como lo había imaginado. Lo reconoció de inmediato. Un cortés “Bienvenida, señorita” bastó para causarle un desmayo.
Terminaron de asistirla en el hospital más cercano. Fue difícil hacerle entender que, para cuando despertó, el show ya había terminado.
2 comentarios:
woouuu... que flash!... =/
raro,.. muy raro...
pero me gusto, y me dejo pensando...
besos!
POLy =)
No tan raro creo yo.
Me dejaste pensando en qué te dejó pensando.
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