miércoles, 4 de mayo de 2011

Los homónimos errantes

Una característica que he notado en mis cuentitos, y que veo en los microrrelatos en general, es que casi nunca hay nombres. Los personajes son identificados con pronombres o adjetivos, pero nunca con un nombre propio, algo supuestamente tan inherente a un personaje.
Supongo que la causa obedece al interés del autor por privilegiar una historia, teniendo que hacer economía de palabras para no salirse del formato. En mi caso hay algo de eso, además de que entiendo que un "Ella" puede ser tantas ellas, infinitas, mientras que un nombre está más cerca de un rostro, de un cuerpo, de un carácter y de la asociación libre que cada lector haga con alguna fulana que conoce o con la sola idea a la que ese nombre lo remite.
Me gusta que sean así de despersonalizados mis cuentitos, y a la vez me pregunto si sus personajes serán felices en ese universo paralelo lleno de homónimos.

14 comentarios:

Martín dijo...

Casi siempre un nombre remite a una cara.

Mejor no sugestionar al cerebro y que se imagine lo que tenga ganas,

Un Poco Rara dijo...

Tal cual. Por eso las (pocas, creo que una) veces que usé nombres fue porque tenían que ver con la historia.

El Griego dijo...

Imaginemos por un instante que "El túnel" del finado maestre no comienza con “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”, sino "Bastará decir que soy (ese, aquel, el, un.), etc". Rodion Romanovich Raskolnikov, Ana Karenina, Pédro Páramo, Horacio Oliveira, el bienamado, etc. ¿Y qué importa si un nombre delimita? ¿Esa delimitación no acerca acaso a lo vivencial? La verosimilitud de los relatos se construye de muchas maneras. Una manera es delineanado el personaje, otorgándole unicidad. Sobra decir que Raskolnikov no sería para nosotros lo que es sin la maestría de Dostoievski, pero ese nombre es también un símbolo de su pluma. ¿Acaso nuestros nombres significan algo independientemente de nosotros? Me gusta pensar que en ese mundo de seres imaginarios el nombre que elijo para nombrar a la creatura, junto a su pequeña historia, lo convierte en único e irrepetible.

Un Poco Rara dijo...

No hablaba de literatura en general sino específicamente de los microrrelatos, donde la historia tiene todo el peso y no tanto sus protagonistas.
En otros formatos que tienen mayor desarrollo seguramente es casi necesaria la identificación, porque los personajes comparten el protagonismo con la historia al tiempo que la construyen y porque demasiados "él", "ella" y "ellos" abrumarían al lector más avezado.

El Griego dijo...

Creo que últimamente estoy entendiendo todo mal. Si fuera problema de a vista, con cambiar la graduación de los lentes bastaría. Creo que no, que simplemente estoy perdiendo la capacidad de razonar críticamente.

Un Poco Rara dijo...

Ante la duda, releer.
Y la graduación de tus lentes es otro tema, tanto o más necesario que la relectura. Puede que el esmerilado obtenido a lo largo de los años te afecte un tanto la percepción.

El Griego dijo...

Tendría cuatro cosas para escribir. Poro desisto: este es tu blog y no una democracia.

Salut.

Un Poco Rara dijo...

"no una democracia"? No entiendo. Nunca censuré.

El Griego dijo...

Deberías releer, como aconsejás vos, el último comentario del post sobre la mala ley de medios. Sí, ya sé, el sentido no era censurar, etc.

Un Poco Rara dijo...

Supuse que venía por ese lado. Era chiste, porque me parecía que el debate no daba para más, pero bue...

YoFran dijo...

A mi tambien me cuesta mucho ponerle nombre a mis personajes.
Supongo que se debe a que me cuesta poner nombres en general, ya sean mascotas, instrumentos (?), etc.
Creo que el problema radica en que ponerle un nombre a algo es otorgarle algun sentido, historizarlo, discursarlo y no me siento capaz de hacerlo por ahora. Lo que tambien temo es que cuando empiece ya no pueda parar y comienze a ponerle nombre a todas las cosas incluso cambiandole su nombre cotidiano. Ya me imagino renombrando a una mesa como: "silibaca" y a un perchero como "sonito"

En fin... mejor sigo sin ponerles nombres a los personajes, me ahorro tener que escribir un diccionario y una estadia en un neuropsiquiatrico.

pd: tengo un personaje que llamo Yofran Ecu sin embargo todavia no tiene una personalidad muy definida jajajaja.

Un Poco Rara dijo...

Pero yo no dije que me cuesta mucho, jaja. Es algo que noté nomás, que me sale sin planearlo.
Y sí, complicado lo de inventar palabras. No por el hecho de inventarlas sino por la fiaca de pelear para que te las agreguen al diccionario :P

Gotzon dijo...

Pues creo que no eres la única que evita poner nombre a sus personajes... No me había dado cuenta de ese detalle.

Yo en algunos micros he visto necesario hacerlo y siempre he pensado que poner un nombre demasiado común hacía perder sustancia al texto, así que busco entre multitud de nombres antiguos o en desuso ese nombre que de elegancia a cada personaje... Y puedes encontrar verdaderas joyas.

Nombres masculinos como Ulpiano, Celso, Zenón o Nestor...
Y femeninos como Odelinda y Eleodora... funcionan de maravilla.

¿O será que yo tambien soy Un poco raro?

Un Poco Rara dijo...

Si es necesario un nombre, definitivamente tiene que ser poético, aunque no necesariamente antiguo. Esos que nombrás son de temer! Pobre gente la que bautizaron como "Ulpiano", por ejemplo.