miércoles, 20 de julio de 2011

Amigo invisible, pero invisible de verdad

En el trabajo no estamos jugando al amigo invisible. No porque no se le haya ocurrido al Dpto. de RRHH sino porque el horno no está para bollos. A algún boludo se le escapó frente al principal cliente que se estaba jugando un torneo de metegol la semana pasada y ahora se agarran de eso para pagar menos horas, a pesar de que las entregas se cumplieron en tiempo y forma.
Hoy una que no sabía de esto tiró la brillante idea. Mi respuesta fue un rotundo "Nooooo!" frente a varias caras de estupefacción. Y me tuve que explayar:

- A ver, sinceremonos. Es un juego donde todo el mundo gasta 2 mangos en cualquier porquería para alguien que no le importa y espera, con una obscena falta de empatía, recibir un regalo genial. O no? Capaz que te toca uno que ni sabés dónde se sienta.

- Suena crudo, pero es real -tuvo que admitir alguno.

Es muy hinchapelotas ese cliente, pero sin querer me hizo un gran favor.

2 comentarios:

YoFran dijo...

Creo que la verdad radica en no saber NUNCA quien es tu amigo. De tal manera la incertidumbre colabora con la fantasia y provoca algo interesante. Siempre la incertidumbre genera algo interesante.

Nota al pie: Estudios cientificos certifican que las mujeres siempre arruinan el anonimato del amigo invisible. Si lo arruina un hombre hay que desconfiar de su masculinidad.

Un Poco Rara dijo...

No comparto para nada lo de que la incertidumbre siempre genera algo interesante. Todo depende del contexto.
A mí me divierte el jueguito de las pistas para que el otro adivine, pero si ese otro es amigo de verdad o me interesa. Sino, paso.