martes, 8 de noviembre de 2011

Lo no dado

A dónde van a parar las palabras que nos tragamos?
Se digieren con la comida? Nos aportan nutrientes?
Quedan pegadas en las paredes de la garganta?
Se hacen un bollito y terminan en la papelera del cerebro?
Y los abrazos? Los abrazos que no damos me intrigan más todavía.
Si ocuparan un espacio, los míos apenas cabrían en un cajón de la cómoda, de a uno y apretados.

Que qué me picó?
La nostalgia.
Dejen. Ya se me va a pasar.

2 comentarios:

hadazul dijo...

las palabras que nos tragamos, no se digieren y terminan pudriendose despacito hasta que no puedes mas con ellas y terminas expulsandolas igual.

Un Poco Rara dijo...

Y con olor a podridas, seguramente