domingo, 4 de julio de 2010

Punzada y lazada

No tenía consuelo. El final había llegado sin que pudiera anticiparlo y era definitivo. No podía perdonar esa traición, aunque doliera tanto.
Armó entonces sus valijas y se marchó, con la certeza de no volver jamás, mostrando la mayor entereza que le permitía su ánimo.
Al llegar a la plaza no resistió más. Casi desvanecida ocupó uno de los bancos, sacó de su bolsillo una madeja roja y, agradeciendo su habilidad innata para el crochet, comenzó a reconstruir su corazón.



Microrrelato presentado en el concurso Artesanía Comprimida de Castilla-La Mancha, hasta ahora entre los finalistas y esperando la decisión final del jurado.

6 comentarios:

Francisco "encandilado" Quinteros dijo...

Es muy bueno. Realmente muy bueno. Es un cuento precioso y esa palabra no la uso nunca.

Un Poco Rara dijo...

Jaja. Gracias Francisco! Qué lindo lo que me decís.

Lauri S dijo...

sí q lo es...
ya lo publicaste antes, no? o tengo un tremendo deja vú (me gusta decir deja vú)

igual...parece que tejer al crochet es una habilidad que conviene tener en la vida.
voy a prestarle más atencion a las de utilisima.

Un Poco Rara dijo...

Jajaja. Conviene? Vos decís?
Sí, ya lo había publicado pero en un derroche absoluto de autobombo lo reposteé porque quedó como finalista ;)

Gotzon dijo...

Suerte aquí también "Andrea" jejeje No sabía que eras tú hasta que he visto este post...

Un Poco Rara dijo...

Gracias Gotzon!
Saludos.